El Dr. Alberto Pérez-Porro da respuesta a las siguientes preguntas:
Para conseguir una boca estable y sana es fundamental el control de la placa bacteriana.
Sabemos que esto es trabajo del paciente, pero también sabemos que es imprescindible la enseñanza y monitorización por parte de la clínica para que la limpieza bucal de una persona sea eficiente.
La placa se comporta como el polvo en un casa, se introduce en todos los intersticios que forman las piezas dentarias, y su eliminación la tenemos que hacer sin ver y por tanto sin control. Por eso hace falta un control externo
Asimismo, al introducir restauraciones en una boca, estamos creando juntas y nichos bacterianos artificiales que dificultan la higiene absoluta que es necesaria para mantener todas estas construcciones por largos periodos de tiempo. Y por supuesto, para proteger aquellas piezas que aun no se hayan dañado.
Es muy importante saber que la boca es una cavidad de nuestro organismo habitada normalmente por microbios.
Estas bacterias forman una estructura, una pasta de color blanquecino que se adhiere a todos los tejidos y estructuras de la boca.
Es un ecosistema que a modo de red, contiene y aísla a las bacterias del medio oral.
Por ello solo puede ser removida mecánicamente, con el hilo dental, el cepillo o los cepillos interproximales. No hay ningún elixir o pasta dental que pueda matar a todos estos gérmenes, en contra de lo que sostienen muchas publicidades de estos productos.
La placa se introduce, como el polvo en una casa, por todos los rincones de la boca. Por ejemplo, entre diente y diente, aunque no se introduzca comida, hay siempre una película de placa bacteriana.
Es la causa de todos los problemas que obligan al dentista a reparar con más o menos frecuencia.
Por eso el control de la placa, es decir, la limpieza, es el fundamento de la salud dental.
Debemos saber que para que esta limpieza tenga garantías de ser perfecta, y así estabilizar en salud una boca, el dentista o la higienista deben controlar con cierta frecuencia al paciente.
Los estudios que se han hecho sobre este tema nos dicen que un paciente que acude con este objetivo cada 4 meses a la consulta dental, obtiene una reducción en su índice de caries de hasta un 80%.
Es útil la comparación con el polvo. La placa no se nota. Limpiarla equivale a limpiar el polvo en los rincones de difícil acceso con los ojos vendados. Si no nos guía alguien externo, es casi imposible obtener un buen resultado.
La caries es una descalcificación progresiva de las piezas dentarias. Esta producida por el acido que generan las bacterias de la placa al fermentar azucares.
Este proceso ocurre dentro de la placa. Después de tomar algún azúcar, la placa queda empapada en acido, comportándose como un algodón mojado en acido y aplicado sobre la superficie del diente.
La acidez al cabo de un tiempo es neutralizada por la saliva. Hay personas con una saliva de ph mas acido o personas con un ph mas alcalino. Las primeras tardan mas en neutralizar el acido, por lo que son mas propensas a las caries.
Podemos entender así que el azúcar perjudica más por la frecuencia que por la cantidad. Cada toma de azúcar produce un tiempo de aplicación del acido sobre el esmalte, determinado mas por el tipo de saliva que por la cantidad de azúcar ingerido.
Debido a este mecanismo, es preferible que la limpieza cuidadosa de la boca orientada a la placa bacteriana se haga por la mañana y antes de desayunar. Por la mañana porque durante la noche se acumula mucha cantidad de placa, mas que durante el día por estar la boca en reposo. Y antes de desayunar porque el objetivo es que cuando llegue el azúcar no hayan bacterias esperando para convertirlo en acido.
Esta limpieza de la boca no significa que no debamos cepillarnos también después de las comidas para limpiar los restos de alimentos, aunque este segundo objetivo del cepillado es menos importante desde el punto de vista de la salud dental.
La piorrea, o enfermedad periodontal es una enfermedad que consiste en la perdida progresiva del hueso que sostiene las dientes, de la encía.
Se produce por la acción de las toxinas de las bacterias de la placa sobre los tejidos de la encía.
Estos tejidos, en las personas que padecen esta enfermedad, están programados genéticamente para desencadenar una serie de reacciones de tipo inflamatorio y auntoinmune, procesos patológicos, que tienen como resultado la destrucción de las estructuras que sostienen los dientes.
Podríamos decir que es una enfermedad con la que se nace, aunque la detección de la perdida de hueso raramente se puede hacer antes de los 15 años. Dado que es una enfermedad crónica, generalmente de lenta evolución, su diagnostico suele ser bastante tardío.
Raras veces produce síntomas, hasta que la pérdida de hueso empieza a ser significativa.
Esta asociada al sarro, que no es más que placa bacteriana calcificada. Sobre la placa se depositan sales de la saliva y se forma esta especie de cal en los cuellos de los dientes, en el margen de la encía.
El sarro actúa como un soporte de la placa, es decir, a su vez esta recubierto de placa. Y como una cuña separa el diente de la encía permitiendo la entrada de las bacterias bajo la misma y la progresiva destrucción vertical del hueso.
El tratamiento de la enfermedad gira alrededor de la limpieza. En una primera fase hay que hacer una limpieza a fondo, llegando hasta donde se haya perdido el hueso, más o menos en profundidad bajo la encía. Esta técnica se denomina raspado, o curetaje.
El objetivo es dejar la superficie del diente libre de sarro y bacterias.
Esto permite que la encía se adhiera al diente y se cierren estos espacios. En este momento la enfermedad queda detenida.
Sabemos que esta unión es frágil, y sabemos que para que no vuelva a repetirse el proceso es fundamental una limpieza de mantenimiento cada 4 meses.
Si no se hace, le enfermedad recidiva.
Cuando tenemos una enfermedad avanzada, además de los raspados es necesario levantar la encía y hacer cirugía periodontal, para poder limpiar a profundidades que no es posible controlar con un raspado normal.
Un diagnostico precoz y un mantenimiento riguroso son las dos claves del éxito en el tratamiento de la piorrea.
Es la reconstrucción de una zona de una pieza dental destruida por una caries.
La placa dental adherida sobre la superficie de un diente queda impregnada en acido después de ingerir azúcar. Se comporta como un algodón empapado en acido, aplicado por un tiempo.
El ácido es consecuencia de la fermentación del azúcar por una bacteria de la placa, el estreptococo mutans. Es una fermentación muy rápida, pocos segundos.
La saliva neutraliza esta acidez, variando la rapidez de neutralización según su ph. Esto esta determinado genéticamente, lo que explica la diferente propensión a la caries de cada persona.
La zona donde mas frecuentemente se producen caries en adultos es en el espacio entre diente y diente, y se debe exclusivamente a la poca utilización del hilo dental como instrumento de limpieza oral.
Para reconstruir estas lesiones utilizamos hoy en día principalmente resinas compuestas, aunque también podemos usar en casos muy especiales amalgama de plata y mercurio.
La amalgama es un material que se ha usado durante muchos años y esta sometido hoy en día a polémica. Si embargo todos los estudios de las sociedades científicas internacionales lo consideran un material útil y sin efectos secundarios
Podemos usar también restauraciones fabricadas en el laboratorio dental, como incrustaciones de metales nobles, o de porcelana, o bien también de composites.
Actualmente tenemos los materiales adecuados para adherir nuestras restauraciones a las paredes del diente.
La endodoncia es lo que generalmente se conoce como “matar el nervio”
Principalmente el daño del nervio esta causado por una caries que lo alcanza.
Preferiríamos usar la expresión “sacar el nervio”, o mejor aun “tratamiento de conductos”
El nervio se infecta, se inflama, y esto es el dolor de muelas mas normal, y posteriormente se necrosa.
El nervio ocupa una cavidad en el centro de la corona del diente, como el corazón de una manzana, y se prolonga por unos conductos que recorren la raíz hasta su extremo. Allí esta en comunicación con el hueso circundante por medio de un pequeño orificio, el foramen apical.
Cuando sacamos el nervio vaciamos todo este sistema y lo sellamos.
Debemos eliminar todo el tejido orgánico para que su putrefacción no produzca focos infecciosos en el hueso, debemos sellarlo para que no exista una comunicación entre la cavidad oral (exterior del organismo, contaminado) y el hueso de la mandibular (interior del organismo, aséptico)
Al eliminar el nervio, la muela pierde su componente orgánico, pierde la humedad, y al igual que una rama seca, pierde su flexibilidad y se vuelve quebradiza.
Por eso debemos siempre reforzar la pieza mediante una corona (en molares) o un poste intraradicular (en caninos o incisivos). La corona o funda nos protege de las fracturas verticales y el poste de las horizontales.
Podriamos decir que es una muela o un diente artificial, hueco, que colocamos , a modo de casco, sobre una pieza natural.
Estan confeccionadas de diferentes materiales. Pueden ser provisionales, de plástico, de metal recubierto de porcelana, de porcelana solamente, de zirconio recubierto de porcelana…
Es logico que previamente la pieza natural debe ser tallada, aproximadamente en un espesor equivalente al grosor de las paredes de la funda, que suele ser de unos 2mm aproximadamente.
Las fundas no debilitan el diente natural, en todo caso lo refuerzan por ejemplo cuando se trata de una pieza sin nervio.
Es una forma de reponer piezas perdidas. Consiste en colocar fundas el las piezas anterior y posterior al espacio que ocupaban, y unir a ellas las piezas que nos faltan. Estas piezas intermedias quedan apoyadas sobre la encia y todo el conjunto forma una estructura unida, sujeta por las fundas en sus extremos.
Es importante saber que por debajo de esas piezas queda un espacio virtual que permite el paso de un hilo dental especial, rigido, que puede introducirse entre el pontico y la encia, para eliminar la placa bacteriana que se forma en este intersticio. Esto es muy importante, ya que la causa principal del fallo de estas prótesis, a medio plazo, es la formación de caries en las piezas de sustentación, precisamente debido a la falta de limpieza adecuada.
Los implantes son un procedimiento avanzado para reponer piezas dentarias perdidas.
Podríamos decir que equivalen a raíces artificiales. Los colocamos practicando unos orificios en el hueso de la encía y roscandolos en ese espacio.
Posteriormente debemos esperar un tiempo de osteointegracion, es decir, de crecimiento del hueso en intimo contacto con la superficie del implante, de modo que este queda soldado al hueso.
En ese momento construimos la pieza que ira roscada sobre el implante. Este proceso nos lleva unos 2 meses según los protocolos actuales.
La cirugía de colocacion de los implantes es muy poco traumática y con un postoperatorio muy leve.
Actualmente el éxito de este procedimiento es muy elevado, de más del 95% de los casos. Hoy en día hay mucha tendencia a sobrevalorar la indicación de los implantes. Es importante el diagnostico del dentista para saber si es el procedimiento mas adecuado para reponer piezas en cada caso particular.
No siempre es el procedimiento de más garantías a largo plazo, ni el que mejores resultados estéticos puede proporcionar. Hay casos en que otros sistemas de prótesis más clásicos están más indicados. O al menos, nos dan resultados equivalentes a largo plazo.
